Multifacético

“Tiempos aquellos de no temerle a nada y actuar como reyes del mundo lejos de la realidad, huir de los problemas como su fuese fácil, la adultez llego sin que nos diéramos cuenta, ya no podemos enfrentar a la ficción con un simple ¡Tío me han robado!” dice Santiago con tono seguro en una conversación sobre viejos tiempos llenos de recuerdos en un viaje de bus; anécdotas sobre una “vida pasada” de la que quedan únicamente vestigios, entre vasos de aguardiente.

Desde hace mucho tiempo he admirado a este personaje; amigo mío de toda la vida, alardea sobre cómo en el colegio perdió su máquina de escribir, “recuerdo que fue un cag** porque yo llené el estuche con libros y años más tarde cuando mi hermano menor la necesitó solo pensé ¡rayos! me descubrieron, y mientras compraba mi vuelo a México (intentaba huir) mi mamá me detuvo de un chancletazo, a lo que yo con un tono español añadí...pero madre yo no sé que ha pasado, debe ser algún tipo de brujería porque jo*** tío me han robado; y dentro de mi propia casa; luego después de una gran tortura (sopa por una semana) tuve el suficiente valor para contarle que dos años atrás la dejé en el colegio y simplemente un día no apareció”.

Para él la vida es una aventura, tiene convicciones que desapareden fácilmente; cuando llega otra tendencia a su mente busca el modo necesario de alcanzar sus objetivos; siempre intenta innovar con sus creaciones, es un personaje que ha rodado por varios roles en su vida y con éstos sus idiomas, cuando el tono argentino llegó a su vida solo decía “poné play”, Mortis como lo conocen en el mundo del tatuaje simplemente tiene un sentido de temerle a todo sin detenerse, en todas las fases de su vida siempre han habido episodios que como diría él citando a la Naranja mecánica mi vida es de “horror show”.

Tiene el realismo mágico en la lengua y vive constantemente recordando sus proezas del colegio, “Cuándo decidí pintar mi cuarto de negro porque era un true black metal, ya terminé de hacerlo y la pintura estaba fresca aún, entonces llegó mi mamá y le lanzó pintura blanca a mis paredes, y ¡Oh rayos! tenía un cuarto plomo”.

Todos ríen cuando Santiago abre la boca, pues tiene una cratividad para hablar una gran cantidad de sinsentidos que hacen pensar a cualquiera que que debió ser payaso, no tatuador, pero dentro de toda la diversión se esconde un gran sufrimiento, una hija muerta, una familia disfuncional, una novia con cáncer hermanos muertos etc.

El arte para él es la “la expresión de la cultura propia que cada persona lleva en su interior, los matices de cada aspecto vital influye en la visión de un universo del que formamos parte de manera que pasará lo que tenga que pasar en un momento u otro, pese a eso nosotros escribimos las líneas que nos corresponden, a veces voluntariamente a veces no”.

El bus se detiene, hemos llegado hasta la tienda de tatuajes donde trabaja, camina tres cuadras en silencio, como si las palabras se le hubiesen acabado, mira al piso con un semblante cansado, su cuerpo lleno de líneas está tapado por una saco de color negro mientras saluda con voz baja a las personas que le hablan, el silencio es largo hasta que se rompe diciendo, “papi (en acento cubano) escribiré el tomo diez de mi libro sobre cómo conquistar chicas, pondré mi nueva lista de consejos prácticos continuando lo que dejé inconcluso en el tomo dos y algo en el tomo tres”, estas palabras me dejan anonadado, pues no tiene ningun libro publicado, después suelta una carcajada burlona diciendo “a veces quisiera ser como vos”.

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