
NIMBUS

La odisea de dos
Almas

Mientras preparaba mi ropa, mirándome al
espejo con apuro, me invadía más la necesidad
de verte. Desperté tarde y cada minuto
se convirtió en agonía; el baño fue rápido, el
agua intentaba lavar las culpas de mis pecados,
la huida fue breve, en un instante tomé
un bus que tocaba un canción muy alta y
aún así no podía ahogar mis pensamientos;
el tráfico, la canción, yo en el último asiento,
dos hombres junto a mí que miraban mi escote
cuando intentando apagarme cerraba
mis ojos, tú habitando en los pliegues de mi
cerebro, hasta verte al fin caminar hacia mí.
***
Abrí los ojos con la mirada fija al techo pensando en lo que iba a hacer, el clima era frío
y las cobijas no cubrían mi cuerpo, desnudo en un mar de pensamientos me encontré Razonando profundamente perdiéndome en curvas inexistentes mientras el silencio perpetuo se rompía con el ruido de las manecillas del reloj, con un semblante somnoliento se reflejaba mi rostro en el espejo del baño; el agua fría de la mañana hizo reaccionar mi cuerpo, tomé el bus hacia la universidad con muchas ideas entrecruzadas, pretendiendo encontrar un elemento que no hizo falta.
***
El corazón me latía rápido, mas mis culpas y remordimientos no me permitían tomarte de la mano, seguimos el mismo trayecto anterior, el sendero a tu casa siempre me fascinó, abriste una puerta congelada de el espacio más triste en el que he estado, su clima denso y frío sólo se apagaba con el calor de tu mirada, como quien espera ver el nacimiento de una flor.

En el momento que te vi, me pareciste la más hermosa. En mi interior se desbordaba un mar de emociones mientras trataba de no perder la compostura, al llegar a casa, el solo hecho de poder verte a través del lente de una cámara hizo que pensase que te quería más a cada momento. En ese momento, todo desapareció del mapa, éramos simples humanos con un fin al que le teníamos tanto miedo que resbalamos en el fango de la inseguridad.
***
El temor de desprenderme de mi ropa se fue con el tiempo y con las ganas de seducir tu mirada, tu atención a mis detalles, la delicadeza de tu trato, tus nervios que hacían que tu corazón se escuche como un eco inmenso dentro de esa muda habitación, todo eso hizo más fuerte el deseo que en la suplica de un abrazo nos fundió.
***
Pude observar los débiles hilos que unían los pliegues de tus mallas tratando de conquistar un mundo inexistente abrasado por las llamas de un grito ahogado que agoniza en las tenues luces que iluminan con un brillo suave la tersa y clara piel de quien se entrega de manera indiscutible al lente de mi cámara.
***
Con un beso pude alcanzar las nubes y el calor se apoderó de mí cuerpo, mis mejillas, mi cuello; pude sentir un cálido sentimiento recorriendo por mi sangre, explotamos en besos, en instantes eternos, que duraron segundos.
***
En el momento en el que encontré tus labios, sentía que simplemente podía morir en paz. mientras susurraba pequeños secretos a tu oído. Éramos más que carne
